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Rien ne m' est sûr que la chose incertaine
Villon
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Digo salud cuando estornudo, y buenas noches
al mirar contra el sol mi cara en las vidrieras.
Si voy de pie, me cuadro los anteojos |
para observar los charcos que no evito,
los setos que atravieso. Y con los mapas
me ha quedado muy claro que en la calle |
donde vivo no hay gente, ni casas --no aparece
ni siquiera el buzón que guarda estos renglones.
Ayer, sin ir más lejos, traía metido en
la cabeza |
que ningún mar excede al pez que lo ha bebido,
que si dejara de pensar por las mañanas
pensaría por las tardes, y las cosas del mundo |
tropezarían de nuevo con mis dedos
y yo diría salud y buenas noches
y no metería la mano al fuego por mis manos, |
que parecen cada minuto menos fuertes,
más largas. Y aunque ya sea otro tema, sólo
pido
vagar por una tierra en que las lluvias |
no deshagan la flama --y estar vivo
al morir, de pie, despierto
para observar las vidrieras que atraviese, |
para testificar que sea seguro lo inseguro. |