La escalera del entomólogo |
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Nadie ve crecer al musgo en su invasión secreta.
Y así, remota y súbita,
una mariposa negra
es el centro de la Tierra. |
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Los ojos en las alas son los ojos
que fingen mirar y que no miran.
Las antenas se mecen suavemente,
ignoro si es el viento
o el pulso todavía. |
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Una gran red bastaría, certera y ágil,
para alcanzar lo que el ojo descuida.
Una tela de araña
sin tanta geometría
donde los segundos, los tonos,
se incrusten al azar
y se suspendan
falsamente en el aire. |
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Son las tres de la tarde, y
en la punta del lápiz
refulge un alfiler que fija y mata. |
(Revista Mexicana de Cultura, núm.
2, 21 de abril de 1996)
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