Cuarto menguante |
|
Era una calle oscura de Noviembre.
Unas cuantas estrellas tiritaban dormidas
soñando en emigrar hacia mejores sueños.
El mundo estaba frío,
helado venía el viento,
pero toqué su piel, su pecho ardía
y para calentarme un poco el corazón
arrojé uno por uno mis huesos a la hoguera. |
|
Afuera quedó el viento, la lluvia de granizo,
el vulgo enfermo y pobre tropezando agotado
por la calle tortuosa de nuestro fin de siglo.
Nada nos importó.
Afuera el Bien y el Mal
se quedaron tocando a nuestra puerta. |
|
Las tres de la mañana.
Por calles silenciosas vende sueños la Luna.
Vengo de un largo viaje,
tanto peregrinar gastó mis fuerzas
y a paso lento vuelvo como un rey expatriado.
Pero nada me importa: he tocado la luz,
la he amado largamente
y tengo para siempre mi sueño iluminado.
¿Qué brilla en la memoria que hace más
pura la mirada?
Doy vuelta en una esquina.
Triste violín del viento en un árbol desnudo.
Miro al cielo de nuevo:
mañana entra la luna en su Cuarto Menguante |
("Historia de la luz", libro
inédito)
|