Confidencia de itabirano


Algunos años viví en Itabira.
Ante todo, nací en Itabira.
Por eso soy triste, orgulloso: de fierro.
Noventa por ciento de fierro en las aceras.
Ochenta por ciento de fierro en las almas.
Y ese alejamiento de lo que en la vida es porosidad y comunicación.

Las ganas de amar que paralizan mi trabajo
vienen de Itabira, de sus noches blancas, sin mujeres y sin horizontes.
Y la costumbre de sufrir que tanto me divierte,
es una dulce herencia itabirana.

De Itabira traje varios regalitos que ahora te ofrezco: 
este São Benedito del viejo santero Alfredo Duval;
este cuero de tapir para el sofá de la sala de visitas;
este orgullo, esta cabeza gacha...

Tuve oro, tuve ganado, tuve haciendas.
Hoy soy funcionario público.
Itabira es apenas una foto en la pared.
¡Pero cómo duele!
 

 De Sentimento do mundo (1940)
 
Carlos Drummond de Andrade
Trad. Rodolfo Mata y Regina Crespo


Índice