(Richard Wilbur desde el tedio
marino)
Esta casa es guarida para faros y cerrojos.
      En los barcos que han quedado a orillas del puerto y que se asoman
con la esperanza de observar que no haya nadie, hay siempre un asunto
de vida o muerte
semejante al silencio de la playa.
      Desde el estruendo de gaviotas, mi hija escribe.
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