Como espigas los troncos alineados,
corales fugitivos en el bosque de niebla,
elevadas astillas y griterío,
telaraña aterida y estresada.
Las ramas negras sobre el cielo raso,
desecada toda profundidad,
garabatos y tachaduras en profusión,
arañazos en el papel gris de enero.
Contra la dura pared de cielo abierto
--un muro de cal azul e infinito cobalto--
crece la enredadera de las ramas.
Entregadas al aire se desmenuzan,
pielecilla de polvo y de durazno
quieta genuflexión hacia la tierra.
En el aire raíces congeladas.
Como una red las ramas,
como una llamarada.
Como brazos de viento levantadas,
crucifixión del cielo, garabato.
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