III Siete caídas sufrió el elote de mi mano antes de que mi hambre lo encontrara,siete veces mil veces he muertoy estoy risueño como en el primer día.Nadie dirá: no supo de la vidamás que los bueyes, ni menos que las golondrinas.Yo siempre he sido el hombre, amigo fiel del perro,hijo de Dios desmemoriado,hermano del viento.
¡A la chingada las lágrimas!, dije,
y me puse a llorarcomo se ponen a parir.Estoy descalzo, me gusta pisar el agua y las piedras,las mujeres, el tiempo,me gusta pisar la yerba que crecerá sobre mi tumba(si es que tengo una tumba algún día).Me gusta mi rosal de ceraen el jardín que la noche visita.Me gustan mis abuelos de Totomostey me gustan mis zapatos vacíosesperándome como el día de mañana.¡A la chingada la muerte!, dije,sombra de mi sueño,perversión de los ángeles,y me entregué a morircomo una piedra al río,como un disparo al vuelo de los pájaros. |