V
De las nueve de la noche en adelante
viendo la televisión y conversando
estoy esperando la muerte de mi padre.
Desde hace tres meses, esperando.
En el trabajo y en la borrachera,
en la cama sin nadie y en el cuarto
de niños,
en su dolor tan lleno y derramado,
su no dormir, su queja y su protesta,
en el tanque de oxígeno y las
muelas
del día que amanece, buscando
la esperanza.
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Mirando su cadáver en los huesos
que es ahora mi padre,
e introduciendo agujas en las escasas
venas,
tratando de meterle la vida, de soplarle
en la boca el aire...
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(Me avergüenzo de mí hasta
los pelos
por tratar de escribir estas cosas.
¡Maldito el que crea que esto
es un poema!)
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Quiero decir que no soy enfermero,
padrote de la muerte,
orador de panteones, alcahuete,
pinche de Dios, sacerdote de las penas.
Quiero decir que a mí me
sobra el aire...
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