6 En las cartas que Cuesta envió a Guadalupe Marín es posible leer la angustia que esta
relación generó. Algunas expresiones muestran a un Cuesta dividido, fracturado, por el amor
o la locura: "Mi vida puede perderse de mí; de ti no se perderá nunca" o "[este odio]
que me enloquecería para no sentirlo y para sentirlo cuando volviera 'en mí'". Esta
escisión cobra un mayor sentido al sumarse a otros rasgos de la personalidad de Cuesta que se tratan
más adelante. Cf. Jorge Cuesta, Obras, tomo II, pp. 356-362, en donde se encuentra
el epistolario recogido por Luis Mario Schneider y Miguel Capistrán.
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