Se acumula radiante, allá arriba, poco
a poco,
la única multitud del mundo
que no es tumulto ni tropel.
En el vasto frontón del cielo
hay un silencio echado a plena luz,
como el eco ----ahogado siempre ya en la lejanía----
de algo que no escuchamos nunca a tiempo.
Ya nos llegará el tronido ----pensamos vanamente----
mientras miramos la suspensión de festones y volandas:
estamos despiertos en esa limpia risa matutina
que nunca estallará en nuestros oídos.
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