Con la noche, vuelve en sí la tarde
que estuvo absorta en las alturas,
desasida de las sombras que miramos
acomodarse poco a poco
en zanjas y hondonadas.
Desde la tierra
donde hacemos pie en silencio,
le llega una quietud a su delirio.
Tú y yo nos abrazamos
por si decide luego mirar sobre este llano
cómo se extingue su última pavesa.
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