Pero, ¡qué lejos de lo que es y vive
en el fondo aterrado y no recibe
las ondas todavía
que recogen, no más, la voz que aflora
de una agua móvil al rielar que dora
la vanidad del día!
El sueño, en sombras desasido, amarra
la nerviosa raíz, como una garra
contráctil o bien floja;
se hinca en el murmullo que la envuelve,
o en el humor que sorbe y que disuelve
un fijo extremo aloja. |
Sin embargo, lejos de esto que
es y "vive en el fondo aterrado" están las ondas que apenas
alcanzan a recoger la voz que aflora del espejo de agua y
que "dora la vanidad de un día". Ese
mundo interior parece ser menos vano y efímero en su convulsionarse
que las ondas cambiantes del mundo exterior
(26). El sueño suelto, como había quedado en su reino
amurallado, se amarra a la raíz de los nervios como
una garra que se hinca en el murmullo que la
envuelve (el murmullo de los recuerdos) o "aloja un extremo fijo" en el
humor que sorbe y que disuelve. Es decir, suma
a lo recordado las percepciones que extrae de los nervios
(27). |